Todo. Por eso es que ya no necesito nada. Ni palabras huecas ni escaparates con oropeles, Ni promesas, ni mañanas, Ni trajes del emperador, que yo soy la niña que grita que el rey está desnudo. Comparte esto:Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) DOLOR Y GLORIA